Tras varios siglos en los que se consideraba probado que el cáliz expuesto en la Basílica de San Isidoro pertenecía a Urraca, una de las hijas del Rey de León Fernando I, este fin de semana ha tenido lugar un acontecimiento que parece querer cambiar el rumbo de la historia.

Peter Winehouse es un londinense de 54 años que ha hecho escala en León durante un viaje cultural por el arte románico en España, que le apasiona. A las 0:30 h. de la madrugada del sábado, mientras regresaba a descansar a su hotel, asegura que fue testigo de una aparición de quien fuera infanta de León en el siglo XI. Debido al shock, no ha querido dar información de lo sucedido hasta esta mañana, momento en el que se ha presentado en el Ayuntamiento para contar los hechos vividos de los que todavía no da crédito. 

Según ha declarado, «había estado por el Barrio Húmedo tomando unas tapas y volvía hacia el hotel porque me encontraba ya algo aturdido. Al torcer una esquina de repente pude ver frente a mí a una señora mirándome que decía llamarse Urraca. Inmediatamente me di cuenta de quién era ella, porque justo había estado visitando San Isidoro por la mañana y caí en la cuenta».

Winehouse asegura que la mujer estaba visiblemente molesta porque, según decía, siempre se hablaba del Cáliz de Doña Urraca pero esa copa nunca había sido suya. «Me contó que el cáliz lo había traído su padre a León pero que a ella nunca le había gustado demasiado el envoltorio en oro y piedras preciosas que le hicieron, que le parecía muy hortera. Así que cuando murió su padre le llevaron el cáliz a Zamora, pues ella vivía allí, pero se enfadó mucho y pidió que lo dejaran en León, así que lo trajeron a San Isidoro».

La aparición se produce en pleno apogeo sobre la reciente investigación de los historiadores Margarita Torres Sevilla, profesora de Historia Medieval de la Universidad de León y concejala de cultura de la ciudad, y José María Ortega del Río, quienes defienden en su libro "Los Reyes del Grial" que el cáliz que se custodia en la basílica leonesa contiene la copa de ágata de la que bebió Cristo en la última cena.

Preguntado sobre si le había contado algo que pudiera despejar dudas sobre si se trataba del Santo Grial, el británico mantiene que la mujer no puso luz sobre el asunto. «Yo ahi no entro, decía ella, sólo es que me tienen hasta el moño que si el cáliz de Doña Urraca por aquí, que si el cáliz de Doña Urraca por allá. ¿Pero no lo has visto con esas piedras de colores y esa decoración? Menuda cosa más fea. Bien podían haberlo dejado como lo trajo mi padre sólo con el cáliz, sin ponerle tanta orfebrería, que era mucho más bonito».

Según sostiene Mr. Winehouse, después de un rato charlando, se despidieron y decidió volver al húmedo a tomar algo porque «hacía buena noche y no quería meterme en la cama con ese subidón de historia medieval».

La declaración del hombre, que ya ha trascendido a las redes sociales tras un mensaje en su cuenta de twitter, se ha convertido en trending topic en pocos minutos. Gracias a ello un grupo de jóvenes que habían estado de despedida de soltero por León han dicho reconocer al londinense, con quien aseguran haber estado abrazados cantando el “Que Viva España” unos minutos antes de las 12 de la noche del pasado sábado.