Ha sido desplazado al Hospital de León y permanece en observación.
Servicios médicos del SACYL tuvieron que desplazarse a media noche a la Avenida Fernández Ladreda tras ser alertados por el estado de ansiedad y nervios de un varón de 38 años que deambulaba «presa del pánico» por la calle.
Tomás Turbado, vecino de Benavides de Órbigo, tuvo que ser atendido de urgencia a las puertas de un lupanar al encontrarse de frente con el cura de su pueblo cuando salía del cuarto de baño.
«Fue como una aparición mariana. Estaba tomando una copa y disfrutando de la compañía cuando me entraron ganas de ir al servicio. Cuál sería mi sorpresa al abrir la puerta y encontrarme de morros con D. Enrique que tuve que salir por patas. ¡Joder, que me casó el año pasado!»
El guardia de seguridad del local le dio caza en la manzana siguiente tras pensar que se marchaba sin abonar las consumiciones. «Nunca había corrido tanto. Yo vi salir un cliente corriendo y lo primero que pensé fue que se iba sin pagar. Cuando le pillé y empezó a temblar lo único que alcanzaba a pronunciar era Don Enrique… Don Enrique… Don Enrique… así, como balanceándose. Fue entonces cuando lo comprendí todo... ¡Con Enriquín ya nos ha pasado más veces!», afirma.
Tras una primera asistencia, Turbado ha sido desplazado al Hospital de León y permanece en observación. «Me encuentro mucho mejor, pero espero que esto no trascienda demasiado porque en Benavides nos conocemos todos y como se corra la voz me buscan la ruina».
Este medio ha tratado, sin éxito, de ponerse en contacto con el cura para recabar su versión, aunque no ha sido posible por encontrarse «en ejercicios espirituales».