«Yo la declaración solo se la hago a mi mujer», declara romántico.
Esta mañana Marcelo Serradores, un vecino de El Crucero (León) ha madrugado para dirigirse a la Gran Vía de San Marcos y ser el primero en la fila de Hacienda. «Otros años le he pillado ocupado, pero esta vez el borrador de la Renta va a arreglarme lo mío», nos cuenta Marcelo, obstinado.
Este terapeuta holístico -se entiende así mismo como un ser lo bastante perceptivo como para comprender al ser humano como un todo: mente, cuerpo y espíritu- entró en la delegación de Hacienda y se dirigió al mostrador de recepción. Allí le esperaba, como cada año, Marcial. «Deme usted un momento», le indicó antes de que Marcelo abriera la boca. Dobló el Marca y le preguntó: “Quiere usted solicitar el borrador de la renta, ¿verdad?».
«Vuelva usted mañana»
«Tenemos más trabajo que el riñón de Genarín», reconocen en la Delegación. «Llevamos unas semanas desbordados», admite un funcionario al cruzarse con nosotros en su segunda salida al desayuno.
«Pues parece que este año tampoco tendré cita con el borrador», nos comenta abatido Marcelo después de pasarse la mañana de mostrador en mostrador. «Yo vuelvo mañana porque la declaración no la pienso hacer. Eso lo reservo para mi mujer», ha declarado un enamorado Marcelo Serradores.