Cuando el pasado 7 de septiembre Apple presentó su nuevo iPhone 7 quitándose de encima el puerto de conexión de auriculares de los nuevos terminales, nadie podía imaginar que con un poco de maña y de forma rápida y sencilla, los usuarios iban a poder seguir utilizándolos ahorrándose así los 179 Euros de los nuevos AirPods inalámbricos de la marca de la manzana.

Baldomero Vidal, un minero prejubilado de la localidad de Ciñera de Gordón, ha descubierto una manera de recuperar el sistema de conexión de auriculares que corre como la pólvora por las redes sociales y que está siendo aplicado por miles de usuarios en todo el mundo.

«Cuando me vino mi hijo con el nuevo iPhone 7 no me lo podía creer. ¿Pero qué co***es es esto?, me dije al no encontrar dónde enchufar “los cascos”. Me traen este pedazo de aparato que te habla en llionés y todo, pero a ver cómo voy a escuchar ahora yo el fútbol sin molestar a la parienta».

«Total, que después de dos o tres días mosqueado con el tema me dio por mirar bien por entre las ranuras que trae en la parte de debajo, justo al lado de donde se enchufa, y lo vi claro. ¡Estos de Apple han tapado el agujero de “los cascos” para que me compre los inalámbricos esos!» mantiene Baldomero, quien ni corto ni perezoso echó mano a su taladro y consiguió abrir de nuevo el hueco al que conectar sus queridos auriculares.

«No veas qué saltos de alegría» asegura Alicia, una de sus hijas, que ha ayudado a Baldomero a preparar un vídeo con el tutorial de la operación. «Mi hermano Pedro, que ha pasado dos veranos en York (Reino Unido) ha ayudado a traducirlo al inglés y en sólo unos días medio mundo conoce ya a Baldomero gracias a Youtube. Menudo crack mi padre», afirma.

El ex minero, gran aficionado a la pesca, se encuentra ahora estudiando cómo conseguir que el terminal flote en caso de caída accidental al agua mientras lanza la caña. «Resulta que estos de Apple dicen que se puede mojar, pero de qué me sirve que se moje si luego no lo voy a poder sacar del fondo del río sin mojarme yo. ¡Menudos lumbreras!» concluye Baldomero.